viernes, 26 de junio de 2009

Havalina: casi ocho años dando la tabarra.

Y lo que nos queda...

Este domingo en La Casa Encendida haremos un concierto muy especial. De hecho, es tan especial, que me emociono sólo de pensarlo, y es que tocaremos canciones tan antiguas que el otro día, mientras las ensayábamos, apenas podía acordarme de las letras. Y estará Charlie ese día, el mismo Charlie Bautista que fundó Havalina conmigo allá por 2001, después de haber estado tocando juntos en otros proyectos durante un par de años.

Tocaremos temas de todos nuestros discos. En concreto, tres temas de Uncoloured Songs, dos de From Bed to Bed, uno de A Woman or Two, tres temas de Junio, y otros tres de Imperfección. Y tendremos también a mi hermana, Celia, ejerciendo de narradora (porque sí, tenemos toda una historia que contar), e interactuando con los niños; he tenido que llamarla a ella porque a mí los niños se me dan regular :)

Os esperamos!

lunes, 22 de junio de 2009

Very Important People

La mayoría de conciertos donde el público se compone total o casi totalmente de invitados (es decir, gente que no paga entrada) suelen ser aquellos en los que el silencio y el respeto al que está encima del escenario brillan por su ausencia. A su vez, la mayoría de los nombres que aparecen en las listas de invitados de los conciertos pertenecen a personas que trabajan en la industria de la música: no sé quién de tal o cual discográfica, éste o aquel manager y sus colegas, el crítico musical de la revista de moda, etc. Son estas personas las que mueven el cotarro en algunos sentidos, y son, en muchos casos, a su vez las mismas que hacen que las personas que sí han pagado por ver un concierto tengan que sufrir la ausencia de silencio en el mismo.

En los festivales, suelen pulular por los camerinos y las zonas V.I.P., bebiendo y comiendo, y charlando amigablemente entre ellos, aunque en el fondo, rara vez sean amigos, y no exista un verdadero aprecio entre ellos. Es frecuente verles abrazarse efusivamente, sobre todo a medida que avanza la noche; a dicha costumbre se la conoce como el abrazo del músico (de ahí la frase “eres más falso que el abrazo de un músico”) pero, como podéis ver, no sólo se produce entre los músicos propiamente dichos, sino también entre la gente de la industria musical. De hecho, imagino que en general el abrazo del músico se dará frecuentemente en todo tipo de ámbitos artísticos, aunque yo sólo he venido hoy aquí a hablar de lo que conozco. Y vaya si lo conozco.

Trabajar en la industria musical les permite codearse con gente importante, y a su vez, esto les hace sentirse importantes. A veces llegan a pensar que son más importantes que el músico, o incluso que la propia música. Y es que claro, son Gente Muy Importante.

Una curiosa de esta gente de la industria es que sueles verles en un montón de conciertos, pero rara vez prestan atención a lo que está pasando encima del escenario. En los festivales no suelen salir de la zona V.I.P., y en los conciertos en salas, rara vez abandonan la barra; pero eso sí, luego fichan, llegan a acuerdos, hacen, deshacen, critican, se pelean y además, sacan dinero de todo ello (o no).

Naturalmente, y por fortuna, existen muchas honrosas excepciones a todo esto que comento; también hay gente maravillosa en la industria, gente que trabaja para que la música siga adelante y creciendo. Ellos también tienen una misión imprescindible en todo el asunto: no son nada sin el artista, pero el artista tampoco sería lo que es sin ellos. El negocio de la música es necesario para que la música se extienda. Los promotores, los críticos, los managers, todos son necesarios, pero muchas veces desearía que fuese otro su comportamiento. Y que prestaran un poco más de atención a lo que realmente importa, y no tanto a todo el petardeo y el mamoneo innecesario que se traen. Y sobre todo, que respeten, y que sepan que ellos no son nada en comparación con la música, que ella estaba primero.

Y ésa es precisamente la buena noticia: la música siempre estará ahí, y será más importante, pase lo que pase. Y seguirá haciéndome y haciéndonos felices, a pesar de todo.

lunes, 8 de junio de 2009

Por la noche.

Conciertos vacíos. Ver como otros despuntan mientras tú sigues ahí. Ellos llenan salas pero tu manager sigue teniendo que pelear para que apenas puedan dejarte tocar. Trabajar y trabajar, pero no tener resultados tangibles. Todas esas cosas hunden el ánimo de uno, lo sé. Hacen que te plantees las cosas, y que te preguntes a ti mismo si no has tenido ya suficiente.

Pero no, hay algo que hace que nunca sea suficiente. Hay algo que está por encima de todo eso, y es el profundo placer de hacer música. De disfrutar haciendo algo en lo que uno cree, por encima de todo, y de todas las cosas. Es un sentimiento mucho más profundo que el éxito o la popularidad. Admito que a veces es difícil discernirlo entre tanta presión por querer salir adelante, tanto hablar de aquello como si de un producto se tratase: contar las entradas vendidas en cada concierto, las entradas recibidas en el myspace... todo ello te distrae de ese sentimiento hondo, pero cuando consigo abstraerme, es como si entendiera perfectamente qué hago aquí y por qué seguimos, a pesar de todo. Es algo que te hace temblar por dentro y por fuera, y que lo llena todo, y que me hace saber que estaré ahí siempre, con éxito o sin él.

Hoy (o mejor dicho, ayer) fue el cumpleaños de Javier, batería de Havalina. He estado pensando en qué regalarle, y de momento, creo que el mejor regalo posible es hacerle saber que él es muy responsable de que yo sea un tipo tan feliz y me sienta tan contento con todo esto que estamos haciendo, y que nos está pasando. Nunca ha sido fácil, y no creo que lo sea jamás. Siempre hemos nadado contra corriente, siempre hemos hecho lo que creíamos a pesar de todo y de todos, y nunca hemos sido verdaderamente apoyados por la prensa, los medios, o la masa en general. Nunca ha habido un camino fácil que recorrer. Pero ello no ha hecho que nos vengamos abajo, sino más bien todo lo contrario. Nos ha enseñado que hay un camino, y sólo uno, y es el que uno siente que debe tomar, aunque sea el camino largo y difícil. Es un camino bello, sin embargo, del que estamos disfrutando. Somos gente feliz. Tenemos algo tocando que creo que muy pocas bandas tienen.

Estoy muy orgulloso de todo y de todos, y muy agradecido a toda la gente que hace que todo esto sea posible. Los que vienen a vernos tocar, los que nos escriben para decirnos lo mucho que aprecian nuestra música. En definitiva, la gente que te hace saber que estás cumpliendo la misma función hacia ellos que otros (tus artistas favoritos) han cumplido hacia ti. Que estás cumpliendo con tu labor en la música, haciendo que la rueda siga, contribuyendo a una causa. Que eres un pequeño granito de arena dentro de una montaña enorme. Compararse con los demás granos de arena no tiene sentido. Cada uno tiene su camino, su función. La envidia es un sentimiento malsano que quiero mantener alejado de mí. Disfrutemos del momento presente, sigamos haciendo música, para nosotros y para quien la quiera escuchar, que poco a poco y por suerte, comienza a ser cada vez más y más gente.

De nuevo, y sin querer parecer pesado o demasiado afectado, gracias a todos por todo. Los de dentro y los de fuera de todo esto, a todos mi más sincero agradecimiento.