martes, 14 de julio de 2009

La emoción de hacer felices a los demás.

En estos años he conocido a varias personas, que sabiéndolo o no, hacen felices a otras personas con su música. Yo mismo puedo decir abiertamente que toda la música que escucho y me gusta me hace feliz: generan pequeños y grandes momentos de placer en mi vida, absolutamente irrepetibles. Ahora mismo escucho a Wilco mientras escribo esto, y pienso lo mucho que me gusta escuchar a Wilco mientras escribo o leo, y lo muchísimo que disfruté hará cosa de un mes y medio en el concierto que ofrecieron en el Teatro Cervantes de Málaga.

El otro día tocamos en el Festival de Ojén (Málaga), el Ojeando 2009. Teníamos la difícil tarea de tocar en un lugar muy alejado de nuestro hogar, a una hora un tanto extrema (cerca de las 3 de la mañana) y después de un grupo con enorme repercusión como son Lori Meyers. Que se iría mucha gente tras el concierto de Lori Meyers era algo con lo que contábamos, y que efectivamente sucedió (aunque igualmente quedó por allí bastante gente) pero con lo que no contábamos y sí sucedió, es que muchos de los allí presentes conocían nuestras canciones, las cantaban, y sonreían abiertamente ante la posibilidad de vernos tan de cerca, en directo, en una noche tan agradable... en definitiva, en ese momento estaban siendo felices. Y probablemente ya lo habían sido escuchando alguna de nuestras canciones en su casa, o en un bar, o en la radio...

Nosotros éramos conscientes de eso mientras tocábamos, y éso hizo que lo disfrutásemos tanto. Ha sido realmente grato, y creo que ha quedado en la memoria de la banda como uno de los mejores conciertos de nuestra vida. Yo tuve momentos de verdadera emoción, interna y externamente, y creo que es en esa clase de situaciones cuando me alegro tanto de seguir con esto, y de estar tan bien rodeado como estoy.

Puntualmente me sorprende conocer a artistas que, llegando a mucha más gente que nosotros, no sean felices de saber que están haciendo felices a otras personas; supongo que es porque no son conscientes de ello, o porque lo que realmente esperan es una gloria mayor (¿qué gloria mayor hay que hacer feliz a uno mismo y a los demás?) Sí estoy seguro de que si algún día me pasara eso a mí, es que las cosas tendrían que estar yendo realmente mal. No hay felicidad más grande en todo esto, y creo que se ha convertido en un objetivo cumplido en mi vida, que de ahora en adelante sólo podrá crecer.