viernes, 22 de enero de 2010

El fondo.

De vez en cuando sonrío cuando escucho a algunas de esas bandas "divertidas" que tanto suenan en este país; especialmente en el mundillo más indie, hay bastante de ésto: bandas con un concepto ameno, grandes dosis de ironía en las letras, no de gran calidad en lo musical, pero perfectamente compensadas con un concepto llamativo.

Suelo sonreír porque, efectivamente, su música me resulta divertida. Pero ahí acaba todo. Más allá de eso, hay poco que me enganche: la profundidad con la que ello penetra en mí es parecida a la de un buen chiste; de hecho, tienen un mecanismo parecido en mí y creo que en el resto del mundo: me río cuando lo escucho, y puede que vuelva a reírme una segunda vez; tras eso, se lo cuento a mis colegas y, como el chiste es bueno, todos se ríen la primera y puede que la segunda vez, y ellos se lo contarán a sus colegas, y así sucesivamente, hasta que el chiste se gasta.

Uno se va haciendo mayor y cada vez quiere cosas más de verdad, de esas que se hacen sin pensar en una fórmula determinada, de esas que salen en un momento único, que nunca podrán repetirse. También me gustan las cosas cuidadas, la sensación de algo bien hecho, y no me refiero sólo al apartado de lo técnico, sino más bien al mimo que se desprende de todo ello, a cuánto se quedó de uno mismo en aquello que se hizo.

Hace pocos meses me llegó a mis oídos el nuevo disco de Tulsa, y desde entonces lo he escuchado muchas, muchas veces; no de un modo compulsivo, sino escogiendo cuidadosamente cada momento en el que me lo ponía, porque el mismo esmero y la misma emoción que lo creó merece la mayor y mejor de mis atenciones. Y cada vez que he escuchado "Matxitxako" se me han llenado los ojos de lágrimas.

No hay nada peor que la buena música ignorada por las audiencias que sólo quieren cosas divertidas y amenas, que prefieren evitar las verdades y refugiarse en aquello que es fácil y liviano. Claro está, los chistes son necesarios, pero al igual que una persona que cuando habla sólo cuenta chistes se hace cansina y vacía al cabo de un tiempo, la música que simplemente se limita a divertir se me va haciendo aburrida.